Imagina que pudieras pedirle a la vida lo que quisieras ahora mismo.
Aquellos que han vivido la pandemia como una iluminación divina quizás tirasen de “salud, felicidad y amor para mí y los míos”. Otros, en cambio, quizás pedirían una buena mansión, ya pagada, vaya a ser que una pandemia obligue a llevar una vida confinada durante meses.
Otros pedirían ser estrellas. Del cine, de los platós de TV o del Trap. Directamente muchos tiraríamos del recurso: “yo cambiaría mi vida por la de… [inserte aquí su famoso o famosa de culto]”. Nos va el dinero, nos va el éxito, la fama, el reconocernos como estrellas, ¿a quién no le gustaría eso?
Yo os planteo la típica pregunta: ¿El dinero da la felicidad?
Quizás esta pregunta pueda estar mal planteada. El dinero no tiene por qué estar en relación directa con la felicidad... Hasta cierto punto. Es una vía para cubrir nuestras necesidades. Una vez cubiertas, es una herramienta a través de la cual minimizar o evitar el sufrimiento.
Tener mucho dinero, éxito o contactos te permite evitar sufrimientos de la clase obrera millenial como tener que sacarte una notaza o esperar a otro año para que te acepten en el Máster por la pública, utilizar el transporte público en lugar de tener cochazo propio, beberte unas cañas en el bar de abajo en vez de un Moët en un reservado, tener que andar 15 minutos para llegar a la playa con 40º a la sombra y con tu tupper, en lugar de comer ostras en tu barco, esperar un mes para que te den cita en el ginecólogo por la pública, tener que coger un avión en clase turista en vez de ir en jet privado, hacer cola durante horas para entrar a tu fiesta preferida o tener una relación amor-odio con tu Iphone por tener que seguir pagándolo meses y meses.
Como vemos, por unas u otras razones, el dinero puede evitar sufrimiento, en mayor o menor medida. ¿Pero "da la felicidad"? ¿Qué es felicidad? ¿Cuál sería tu partida de los Sims? Muchas personas para hablar de "felicidad" hablan en términos de necesidades cubiertas y a cualquiera de nosotros se nos viene a la cabeza la famosísima Pirámide de Maslow. Esta se compone de la base a la cúspide de satisfacción de: necesidades fisiológicas (respiración, alimentación…), necesidades de seguridad (vivienda, empleo, salud…), afiliciación (amistad, afecto…), reconocimiento (confianza, respeto, éxito) y autorrealización (moralidad, creatividad, falta de prejuicios, aceptación, resolución de problemas).
¿Significa esto que estando en paro no puedes "ser feliz"?
¿Teniendo un curro de mierda tienes que serlo? ¿Puedes ser feliz sin afecto? ¿Que tener un curro es más importante que la autoaceptación o el respeto a uno mismo?
Mirad. Si la felicidad se midiese en términos de cubrir necesidades, nuestra sociedad, que es la coronada “Sociedad del Bienestar” debería parecer una aldea de gnomos y hadas felices correteando y potando arcoíris... Si para mí "la felicidad" es no sufrir, quizás se nos escapan ciertos aspectos de este concepto.
¿No os habéis parado a pensar que podría ser posible ser feliz pero sentirse mal? ¿No os habéis dado cuenta de que podéis pasarlo increíblemente bien estando en realidad en el fango más farragoso? Sin embargo a mí me venden que la felicidad es tener cuanto más mejor, si no es todo, para no tener que sufrir. Y lo cierto es que el sufrimiento es parte de la vida... Y que raras veces una "lo tiene todo".
Mi objetivo en esta vida es ser feliz. Para mí ser feliz significa no sufrir. El sufrimiento es una parte inherente de la vida. ¿Me sigue o no me sigue todavía?
¿Cómo no me voy a sentir desesperanzado, vacío o insatisfecho si este estado de no sufrimiento es inviable? Nuestra sociedad de bienestar que persigue el sufrimiento, lo ha patologizado hasta tal punto que pensamos que lo contrario a ser feliz es sufrir y haremos todo lo posible para evitarlo. Que sufrir no es normal, que es algo que hay que identificar y evitar. Que mi sufrimiento no se puede enseñar públicamente, ni es algo con lo que los demás tengan que “cargar”.
Entonces cuando vemos a alguien con el calibre de J Balvin hecho chopped explicar en sus redes su ansiedad y depresión, la gente se echaba las manos a la cabeza. ¡¿Cómo puede ser?! Nos cuesta imaginarlo a veces. "Si lo tiene todo". El sufrimiento no entiende de fortunas, y sufrir no tiene por qué ser lo contrario a ser feliz. Quizás no todo dependa de lo que uno tiene, hasta cierto punto. Quizás el tener una vida de partida de Sims no te da ticket dorado hacia "la felicidad". Primero veamos cómo podemos enfocar "felicidad".
Martin Seligman realizó un estudio en el que trataba de definir esto de la “felicidad”. Para ello preguntó a muchas personas lo que era para ellos y a partir de estos datos elaboró su “Modelo de las tres vías”.
Este buen hombre identificó 3 posibles vías a través de las cuáles los sujetos encuestados decían obtener la felicidad: la vía del placer, la vía del compromiso y la vía del significado.
A través de los placeres de la vida, que pueden ser más o menos "lujosos" o accesibles (puedes sentir el viento en la cara desde el monte de tu pueblo y desde tu yate), uno experimenta sensaciones agradables. Lo de saber saborear los placeres, se nos da bastante bien. ¿Cuál es el punto flaco de esta vía? Que ciertos placeres pierden su poder reforzante o gratificante con mucha rapidez y enseguida se precisa de otros placeres distintos o más intensos para obtener la sensación agradable.
La segunda vía es la llamada "Vía del compromiso". Para que entendáis esta vía primero es necesario que explique el concepto de "flow".
To flow es ponerte a bailar, a conversar, a pintar, a escribir, a diseñar, a trabajar, a barrer, a construir, a reflexionar... y que el tiempo se pare.
Es quedarse absorto en aquello que estás haciendo, que normalmente suele ser algo que te apasiona, algo que te hace descubrir, crecer, reflexionar, crear. Es sumergirte de cabeza y focalizar todo tu ser en aquello que tienes entre manos.
Se llama vía del compromiso porque efectivamente, para llegar a un estado de flow ante algo, es preciso que exista pasión por ello, motivación, horas, persistencia, etc. Estado de flow no es mirar durante horas los stories de tu IG, pero tampoco es necesario ser un genio para experimentarlo.
La tercera vía es la "Vía del significado". Que consiste básicamente en sentirte como parte de algo más grande o algo que admiras y a lo que aspiras. Esto es aplicable a cualquier campo. Son aquellas personas que entienden que son "pequeños granitos de arena" en beneficio a lo que ellos consideren, esto puede ir desde seguir con el negocio familiar hasta unirse a Médicos Sin Fronteras.
La Vía del significado es la que tradicionalmente ha sido más venerada, puesto que se vale de los principios y valores de la persona y cómo esta los aplica respecto a sí misma y a su alrededor.
Si se me ha visto el plumero lo suficiente, podréis adivinar el resultado del podio de la felicidad. En primer lugar, en este estudio se vio que la vía más relacionada con la felicidad fue la Vía del significado, seguida por la Vía del compromiso. La tercera y menos relacionada con la felicidad fue la Vía del placer, que solo parecía tener más relación con la felicidad cuando también estaban presentes las otras dos vías, convirtiéndose en una guinda del pastel.
Si nos paramos a reflexionar esto y lo aplicamos a nuestro día a día, puede ser tremendamente liberador. Porque lo que nos quiere hacer creer nuestra sociedad de bienestar es que "la felicidad" se alcanza a través de placeres a los que la mayoría de nosotros nunca podremos acceder, placeres que son pasajeros y que nos crean la necesidad de más y la insatisfacción de no poderlo tener.
Una vida de significado así como de pasión y compromiso no tiene por qué depender tanto de lo que tengas o no, sino de lo que uno es, de cómo se define.
Cuáles son tus valores, tus principios, de qué sientes que formas parte, qué puedes aportar. Qué es aquello que harías horas y horas sin parar, qué o quiénes te hacen soñar, crecer, reinventarte. Lejos de poder tener La Fórmula Mágica para la Felicidad o una limo, siempre nos quedará el flow.